El entrenador principal McIntyre y su asistente Diéguez estarán en la esquina de Crawford cuando este enfrente a Errol Spence Jr. el sábado, 29 de julio, en Las Vegas.
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Esaú Diéguez, tres veces campeón nacional amateur en Guatemala, recuerda llegar a Estados Unidos en los noventas cuando tenía 20 años, con un plan básico y que resultó demasiado sencillo.
Su plan era encontrar un gimnasio en Los Ángeles, entrenar ahí e iniciar su carrera como pugilista profesional. Pero el boxeo es un negocio cruel y aprendió eso, literalmente, a golpes.
Al inicio le pagaban relativamente bien ante oponentes de la misma promotora que lo contrataba, en contiendas en las que tenía pocas probabilidades de ganar pues lo enfrentaron ante dos futuros campeones del mundo y sin la preparación adecuada. Después de algunas derrotas, lo dejaron de llamar.
Como indocumentado también era complicado encontrar otros trabajos. En la “Meca del Boxeo”, como es Los Ángeles, el trabajo en los gimnasios suele ser muy competitivo y siendo indocumentado, las oportunidades fueron limitadas para Diéguez.
“Cuando uno llega a este país piensa que las cosas van a ser fáciles, al menos eso creía yo”, recordó el guatemalteco también conocido como ‘Tuto’.
“Lo primero que me preguntaron eran por mis papeles, y ahí murió el sueño”, expresó Diéguez, de 51 años. “Pero seguí luchando y luchando”.
Tras vivir 7 años en Los Ángeles, decidió buscar fortuna en Omaha en 1999, aún con el sueño de seguir como boxeador profesional. Pero en cuatro años solamente tuvo una pelea y un récord nada impresionante de seis derrotas consecutivas. En Omaha trabajó en una planta procesadora de carne por más de 13 años, en Quality Pork International, para sostener a su familia.
Conoció al entonces boxeador Brian McIntyre, cuya carrera en el pugilismo de paga tampoco estaba funcionando, al acumular cinco derrotas al hilo. Fue ahí que se dedicó a entrenar en el B&B Sports Academy de McIntyre a niños y jóvenes, especialmente de origen latino.
Pero todo cambió en 2004 cuando llegó a la puerta un chico de nombre Terence Crawford. McIntyre lo comenzó a entrenar, con ayuda de Diéguez. Dos décadas después, ese chico de 14 años que llegó al gimnasio se ha convertido en un múltiple campeón del mundo y uno de los mejores libra por libra del pugilismo.
(Ryan Hafey/Premier Boxing Champions) |
Crawford ha ganado tres campeonatos en tres divisiones diferentes y actualmente es el monarca de la Organización Mundial de Boxeo en peso welter, un título que posee desde 2018.
El entrenador principal McIntyre y su asistente Diéguez estarán en la esquina de Crawford (39-0, 30 KO) cuando enfrente a Errol Spence Jr. (28-0, 22 KOs) este sábado, 29 de julio, en el T-Mobile Arena de Las Vegas, Nevada, en una de las peleas más atractivas del año (5 p.m. PT, Showtime PPV, PPV.com). El ganador del duelo ante Spence Jr. se convertirá en el primer campeón mundial indiscutible del peso welter en la era de los cuatro cinturones.
Actualmente, el gimnasio B&B de McIntyre tiene a peleadores en el establo que ya están escalando en los ránkings, como Calvin Davis, Steven Nelson y Lester Martínez.
Tuto ha hecho manoplas con el campeón del mundo desde que era amateur. También fue su sparring cuando el estadounidense tenía 14 años y ya comenzaba a destacar en el pugilismo aficionado a nivel nacional.
Tuto hacía sparring con campeones y excampeones del mundo en Los Ángeles pero recordó que al subirse al ring contra Crawford, se dio cuenta que era un muchacho especial.
También Crawford sonrió al recordar cuando hacía sparring con el guatemalteco.
“Era un niño cuando me tocó hacer sparring con él. Me acuerdo que sentía que me daba duro. Yo era un poco más grande que Esaú en ese entonces, pero tenía más experiencia que yo”, indicó Crawford, quien califica a Diéguez como un hombre de respeto, religioso y de familia.
El sueño para Diéguez era trabajar con el primer campeón del mundo de Nebraska, y aunque Crawford apenas estaba comenzando en el pugilismo de paga, el entrenador guatemalteco sabía que ‘Bud’ estaba para cosas mayores. Tras una década de mucho trabajo, Crawford ganó el campeonato de peso ligero de la OMB en 2014 y tres años después se convirtió en campeón indiscutible en peso superligero al vencer a Julius Indongo.
“Es el tipo de persona que me empuja a ser grande. Me ha ayudado en diferentes cosas, no solamente dentro del ring, sino también fuera del ring”, indicó Crawford sobre Diéguez.
El trabajo de Diéguez es preparar a Crawford para estar listo para cualquier imprevisto, una filosofía que tiene el equipo del monarca del mundo. Crawford practica con Diéguez técnicas de perfil ortodoxo o zurdo. El entrenador chapín también se enfoca en afinar las combinaciones y velocidad, dos de las mayores armas del campeón del mundo, además de su efectividad en los puños.
“Mis coentrenadores Esaú Diéguez y Brian McIntyre son inmejorables para mí; dos mentes son mejor que una”, añadió Crawford, quien tuvo varias ofertas para irse con otros entrenadores durante su carrera, pero prefirió quedarse en Omaha con McIntyre y Diéguez. “Ellos me dan la fórmula para entrar ahí y ganar. Tienen estilos diferentes, ya que ambos solían boxear”.
“La razón por la que soy exitoso es porque tengo un equipo como ellos, que me empuja, tenemos un plan y lo ejecutamos”, añadió Crawford.
En el gimnasio, McIntyre y Crawford, así como el resto del equipo, formulan el plan de pelea. Diéguez es el hombre que ejecuta los ejercicios diarios con el múltiple campeón del mundo. Crawford también considera a Diéguez como “un hombre de Dios”, por lo que también lo ayuda al darle muchos consejos fuera del cuadrilátero. Uno de ellos es sobre cuidar el dinero, pues el mismo McIntyre ha señalado al entrenador centroamericano como el “mejor para hacer mucho con el dinero”.
(Rebecca S. Gratz / Associated Press) |
Diéguez, tuvo dos hermanos mayores que comenzaron en el boxeo en Huehuetenango. Inspirado por ellos, Diéguez decidió seguir en el deporte e inmigró a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades en 1992. Algo clave, según él, fue que aprendió inglés, lo que al final fue vital para estar en la esquina de Crawford.
“Yo vengo de un pueblo muy pequeño que nunca pensé llegar lejos, pero Dios ha sido muy grande, ha exagerado en bendecirme”, expresó Diéguez, cuya lengua natal es el Q’anjob’al, de la región maya en Huehuetenango. Dieguez es casado y tiene una familia de cinco hijos.
Diéguez calificó como “una familia” la que forma en el equipo de Crawford, donde todos se tratan por igual. Junto con McIntyre y Diéguez, también forman parte del equipo el entrenador Red Spikes y el preparador físico Jaime Belt, entre otros.
“Nos hemos convertido en familia. Esaú ha sido importante porque planea el trabajo del día. Y hace varias funciones de las que un entrenador necesita hacer en un campamento y en el gimnasio”, dijo McIntyre sobre Diéguez.
De acuerdo a Diéguez, hay varios momentos en los que no están de acuerdo, “como en todas las familias”, pero todos son profesionales y tienen muy en claro que McIntyre es el arquitecto principal de este gran equipo.
(Cortesía Alex Sánchez/Showtime) |
Para Diéguez, uno de los momentos más emotivos que ha tenido en la esquina de Crawford fue cuando debutó en HBO ante Breidis Prescott en 2013, y luego cuando ganó el campeonato del mundo en Escocia ante Ricky Burns en 2014, y por su puesto, cuando unificó todos los cinturones en las 140 libras ante Viktor Postol.
“Es una gran persona. Mucha gente no lo conoce”, opinó Diéguez sobre Crawford. “Está devolviendo cosas a la comunidad, por ejemplo, el gimnasio que compró es gratis para los niños de la ciudad de Omaha y tiene como 40 niños entrenando gratis“.
Este sábado, Crawford tendrá la oportunidad de consolidarse probablemente como el mejor libra por libra, si logra dominar de forma contundente a Spence Jr. Con él brillara toda su esquina, pero en especial su callado pero eficiente entrenador guatemalteco.
Fuente | LA Times
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