Poema a los Cuchumatanes

Historia del Poema a los Cuchumatanes

El Poema a los Cuchumatanes, fue escrito por el abogado Juan Diéguez Olaverri, quien fue juez de primera instancia del departamento de Sacatepéquez y de Guatemala en 1844. Obtuvo la licenciatura en leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala.

El poema lo escribió al ser desterrado hacia México por el gobierno de Rafael Carrera cuando él, junto a su hermano Manuel y un grupo de jóvenes querían asesinar al presidente. Por este hecho escribió el poema encontrándose en Ciudad Real, Chiapas, México.

El poema está plasmado en lápidas de mármol, colocadas sobre monumentos en el mirador conocido también como "Mirador Juan Diéguez Olaverri" en la bajada hacia Huehuetenango, viniendo desde los municipios del norte. Este lugar, además, es conocido por tener una vista impresionante y ser el final del famoso Ascenso a los Cuchumatanes.

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Mirador Juan Diéguez Olaverri - Tropical Tours

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Poema a los Cuchumatanes plasmado en monumentos | f.chabardes

A los Cuchumatanes de Juan Diéguez Olaverri

¡Oh cielo de mi Patria!
¡Oh caros horizontes!
¡Oh azules, altos montes;
oídme desde allí!
La alma mía os saluda,
cumbres de la alta Sierra,
murallas de esa tierra
donde la luz yo vi!

A los Cuchumatanes II

Del sol desfalleciente
a la última vislumbre,
vuestra elevada cumbre
postrer asilo da:
cual débil esperanza
allí se desvanece:
ya más y más fallece,
y ya por fin se va.

A los Cuchumatanes III

En tanto que la sombra
no embargue el firmamento,
hasta el postrer momento
en vos me extasiaré;
que así como esta tarde,
de brumas despejados,
tan limpios y azulados
jamás os contemplé.

A los Cuchumatanes IV

¡Cuán dulcemente triste
mi mente se extasía,
oh cara Patria mía,
en tu áspero confin!,
¡cual cruza el ancho espacio,
ay Dios que me separa
de aquella tierra cara,
de América el jardín!

A los Cuchumatanes V

En alas del deseo,
por esa lontananza,
mi corazón se lanza
hasta mi pobre hogar.
¡Oh, dulce made mía,
con cuanto amor te estrecho
contra el doliente pecho
que destruyó el pesar!

A los Cuchumatanes VI

¡Oh, vosotros que al mundo
conmigo habéis venido,
dentro del mismo nido
y por el mismo amor;
y por el mismo seno
nutridos y abrigados,
con los mismos cuidados,
arrullos y calor!

A los Cuchumatanes VII

¡Amables compañeros,
a quienes la alma infancia
en su risueña estancia
jugando me enlazó
con lazo tal de flores,
que ni por ser tan bello,
quitárnosle del cuello
la suerte consiguió!

A los Cuchumatanes VIII

Entro en el nido amante
vuelvo al materno abrigo:
¡Oh cuánto pecho amigo
yo siento palpitar,
en medio el grupo caro,
que en tierno estrecho nudo
llorar tan sólo pudo,
llorar y más llorar.

A los Cuchumatanes IX

¡Oh cielo de mi Patria!
¡Oh caros horizontes!
¡Oh ya dormidos montes
la noche ya os cubrió!:
adiós, oh mis amigos,
dormid, dormid en calma,
que las brumas en la alma,
¡ay, ay! las llevo yo.

Si usted alguna vez sube al mirador, posiblemente se encontrará con niños que le estarán recitando el poema, como me pasó a mi una vez que tuve la oportunidad de estar en ese hermoso lugar.



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